jueves, 10 de noviembre de 2011

El perro perdido.

Hola hijos os voy a contar lo que me pasó de pequeña, como tuve al perro del que siempre os hablo (Yony). Un día, de vuelta del colegio iba corriendo echando una carrera a mi hermana Lucía, oí un pequeño chillido. Miré hacia abajo y ví a un perrito muy chiquitín y blanco. Cuando le miré me dio mucha pena, porque estaba sucio y delgado. Al día siguiente, mi hermana Lucía le dijo a mi madre que si nos lo podía mos quedar, pero a mis padres no les gustan los animales. Entonces mi hemana y yo pensamos que todas las tardes podríamos coger un poco de comida e ir al parque con el perro y cuidarle. Mi madre, a la mañana siguiente nos dijo que no nos acercáramos demasiado al perro por si nos pegaba alguna enfermedad, Lucía la hizo caso, pero yo no. Por la tarde, cogí un paquete de salchichas y me fui al parque, le ví tumbado en el césped temblando de frío pero en cuanto olió las salchichas vino corriendo.

Pasadas 2 horas ya le había dado todo el paquete y me fui muy despacito para que no me oiga y no llore. Dos años después el día de mi 16 cumpleaños, el perro ya era grande y regordete, fui a jugar con el cuando mi madre me vió. Cuando llegué a mi casa mi madre me estaba esperando y me dijo:

-Hijo, se que quieres mucho a ese perro. -Se llama Yony, la corregí. -Bueno, me dijo ella. -He ablado con tu padre y me ha dicho que mientras no haga sus necesidades en casa, ya eres lo bastante mayor para hacerte cargo de él. - ¡No te arrepentiras!, la dije muy ilusionado. Cuando fui a por el perro pensé que alomejor me habían dejado por ser mi cumpleaños. Lo cogí, lo llevé a casa y a todos nos gustó mucho. Hoy en día, Yony ya está viejo pero sigue teniendo la misma energía de siempre. Y espero que siga muchos años con nosotros.

Y así me encontré a Yony, chicos.

-FIN.-

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